El año 2018 fue el primero en el que la expresión “guerra comercial entre China y EEUU” se popularizó y se convirtió en la realidad que se estaba fraguando. Estamos una realidad que ha venido para quedarse, al tiempo que marcará muchos acontecimientos en la esfera geopolítica, para las próximas décadas.
El fin de la segunda guerra mundial, la caída del muro de Berlín, las elecciones democráticas en Rusia, y el entendimiento de China y EEUU, podemos decir que ya son todos acontecimientos de la historia. La “guerra fría” ha vuelto y poco importan las razones. Lo que parece claro es que realmente nunca se acabó, por muchos que los diplomáticos y los dirigentes políticos, nos hicieran creer lo contrario.
La dependencia de Europa a la energía Rusia, con Alemania como líder de esas decisiones y ahora como gran damnificado, han demostrado ser un error estratégico, con un socio de ideología comunista, con un líder llamado Putin, que está dispuesto a todo y que ha mostrado al mundo su cara más feroz, al tiempo que hay que alabar su transparencia, por manifestarse como realmente son: socios peligrosos en los que no se puede confiar.
Con China viene sucediendo algo muy similar desde hace años. Muchos ideólogos, llegaron a creer que la apertura capitalista de China, transformaría o dulcificaría su férrea ideología comunista. La realidad ha demostrado que no es así, ni con sus compatriotas ni con sus socios políticos o comerciales. Las conclusiones del Congreso del Partido Comunista Chino, lo han dejado muy claro. Xi Jinping, encara su tercer mandato al frente del partido, sin votación alguna ni sufragio de ningún tipo. El líder chino redobla el control del partido sobre todos los aspectos de la vida de las personas, las empresas y las instituciones chinas.
A partir de ahí, se multiplicarán las privaciones de libertad y derechos individuales o empresariales. La ideología comunista en estado puro, está haciendo que muchos analista consideren que supondrá un paso atrás en los logros conseguidos por el país, tanto a nivel diplomático como económico en el mundo.
Durante las últimas décadas, las líneas de separación entre las distintas ideologías políticas, se habían difuminado, pero el covid, los avances tecnológicos y los problemas sociales, están poniendo de manifiesto la diferencia entre las ideologías de derechas, centro, izquierdas y comunistas, de forma realmente clarificadora.
Los países gobernados por la izquierda o comunistas, han puesto de manifiesto su gestión ineficaz ante los desafíos sanitarios y económicos de los últimos años, probando con ello el mayor grado de fallecimientos, pobreza, descontento social, privación de derechos y libertades etc. en fin, el mayor caos, que se había visto en décadas.
Lejos de perder intensidad esta realidad de ideologías enfrentadas, irá en aumento, de manera que los ciudadanos van a tener que analizar con más detenimiento quien desean que gestione los países, ante los enormes desafíos que nos esperan, teniendo como ejemplo y muestra de realismo, lo que estamos viviendo en nuestro país y en el resto del mundo.
Estamos ante tiempos apasionantes, que como siempre, beneficiarán a los que mejor sepan proteger sus fortalezas como civilización y cultura, al tiempo que aprovechen las oportunidades que se les van a presentar.
María Jesús Soto
Directora El Inversor Inquieto