¿Es buena idea invertir cuando el mercado está en máximos históricos? Déjate guiar por los datos: lee nuestro análisis de las rentabilidades de los últimos 100 años.

Tras sufrir una fuerte caída en abril, el mercado bursátil estadounidense se recuperó con más fuerza, alcanzando recientemente un nuevo máximo histórico. Esto ha provocado que muchos inversores se sientan nerviosos ante la posibilidad de una caída.
Muchos otros han depositado sus ahorros en efectivo, atraídos por los altos tipos de interés que se ofrecen. La idea de invertir ese efectivo cuando el mercado bursátil se encuentra en máximos históricos resulta incómoda. Pero, ¿debería ser así?
La conclusión de nuestro análisis de las rentabilidades del mercado bursátil desde 1926 es inequívoca: no. En realidad, el mercado se encuentra en máximos históricos con más frecuencia de lo que se podría pensar. De los 1187 meses transcurridos desde enero de 1926, el mercado ha alcanzado máximos históricos en 363 de ellos, es decir, el 31% del tiempo.
Y, de media, las rentabilidades a 12 meses tras alcanzar un máximo histórico han sido mejores que en otros momentos: un 10,4% por encima de la inflación, frente al 8,8% cuando el mercado no estaba en máximos. Las rentabilidades a dos o tres años han sido similares, independientemente de si el mercado estaba en máximos históricos o no (ver el siguiente gráfico).
Las rentabilidades han sido más altas si se invirtió cuando el mercado de valores estaba en su máximo histórico que cuando no lo estaba Rentabilidades medias ajustadas a la inflación de las acciones de gran capitalización de EE. UU., ajustadas al precio
Las diferencias se acumulan con el tiempo
100 dólares invertidos en el mercado bursátil estadounidense en enero de 1926 valdrían 103.294 dólares a finales de 2024 en términos ajustados a la inflación, lo que supone un crecimiento del 7,3% anual. Por el contrario, una estrategia que consistiera en salir del mercado y pasar a efectivo durante el mes siguiente cada vez que el mercado alcanzara un máximo histórico (y volver a entrar cuando no lo estuviera) solo valdría 9.922 dólares (Gráfico 2). ¡Esto supone un 90% menos! La rentabilidad de esta cartera habría sido del 4,8% en términos ajustados a la inflación. A largo plazo, las diferencias en las rentabilidades pueden acumularse considerablemente.
Vender acciones cada vez que el mercado alcanzaba un máximo histórico habría destruido el 90% de tu patrimonio a muy largo plazo. Crecimiento de 100 dólares, en términos ajustados a la inflación
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