Durante la presente semana los aranceles han vuelto a ser los protagonistas de los principales titulares en la prensa económica y generalista, tal y como estaba previsto.

Desde el pasado dos de abril, el llamado “Día de la liberación “ por el presidente de EEUU, sin duda, todo lo relativo a los aranceles, es lo que más ocupaciones y preocupaciones está causando, en materia económica en el mundo. Desde entonces ya se habían impuesto aranceles a determinados sectores como el aluminio, y a algunos países, como sanción, pero esta semana han entrado en vigor los aranceles para todos países que han cerrado los acuerdos comerciales, como son Japón, la Unión Europea y el Sudeste asiático.
Lo que más llama la atención de la forma en la que la administración Trump está gestionando todo este asunto, es la forma errática en la que se hace, sin tener presente la importancia del impacto que tiene y tendrá, cambiar las reglas del comercio mundial, a base de amenazas y coacciones. Algo que parecen haber olvidado los dirigentes de la principal economía liberal del mundo, es que las empresas necesitan certidumbre y seguridad jurídica para sus planes estratégicos, que pasan por hacer inversiones y contratación de personas, que siempre animan al crecimiento de las economías.
En el momento actual, buena parte de las empresas han paralizado sus inversiones y están rehaciendo sus planes estratégicos, sin tener toda la información sobre el impacto de unos aranceles, que cambian por momentos, sin tener fiabilidad absoluta. Que se lo digan a la Unión Europea, que tras haber aceptado las condiciones impuestas, esta semana se han visto amenazados de nuevo, para dejar lo firmado en papel mojado, si no se daban garantías de las inversiones en EEUU, en unos 600.000 millones, que se les había impuesto.
La segunda cuestión que está llamando la atención, y que nunca antes se había llevado a cabo con tanto descaro y peligrosidad, es mezclar la política exterior con la política comercial, como Trump lo está haciendo. La imposición de aranceles para países como Brasil, India o Canadá, son más represalias por desacuerdos políticos, que por racionalidad económica. Brasil se ve penalizado con aranceles superiores por el juicio abierto contra el dirigente Bolsonaro, apoyado por Trump al ser de la misma corriente ideológica, a India se le han impuesto por comprar petróleo a Rusia, cuando China compra cantidades muy superiores y no se le tiene en cuenta, finalmente Canadá es acusada de no poner trabas a que el fentanilo y otras drogas entren en EEUU.
Esta forma de actuar la imprevisible y el hecho de que aún no se conoce el impacto real de los aranceles, es lo que está provocando que el mercado de capitales no lo esté teniendo en cuenta por el momento, cotizando al alza los buenos resultados de las empresas, tanto en EEUU, con el sector tecnológico en cabeza, como en Japón, que ha visto marcar su índice Topix, máximos históricos.
Los analistas y economistas, están anunciando que sus informes sobre el impacto no se podrán llevar a cabo de forma exhaustiva, hasta que no se aclare como quedan finalmente, para cada sector y cada empresa, teniendo en cuenta que muchas países, como Japón, tienen aranceles recíprocos y deberán concretar en qué términos quedan.
De momento Bruselas está intentando negociar mejoras para el sector del automóvil en Europa, que claramente es uno de los más afectados.
Para la semana próxima Trump ha anunciado que impondrá aranceles del 100% a todos los semiconductores que entren en EEUU, y Taiwan está a la espera de conocer detalles, porque en principio sería el país más afectado.
Como vemos, el tema de moda este año, se ha colado en el estival mes de agosto, como tema principal, que sin duda nos seguirá acompañando durante meses.
María Jesús Soto
Directora El Inversor Inquieto