El verano sigue su curso, pero los mercados no se han tomado vacaciones. Esta última semana de julio ha venido cargada de acontecimientos que podrían marcar el rumbo de la economía global para los próximos meses.

La reunión del Banco Central Europeo (BCE), celebrada ayer, ha sido uno de los eventos más esperados. Aunque no ha habido movimientos en los tipos de interés, Christine Lagarde ha ofrecido un mensaje claro: la inflación puede moverse en cualquier dirección y "no podemos comprometernos con ningún camino". El BCE mantiene su hoja de ruta sin prisa por bajar los tipos y a la espera de conocer la evolución de la economía y la inflación. La revisión a la baja de las previsiones de crecimiento en Alemania, Francia e Italia añade presión, sobre todo si el euro sigue apreciándose frente al dólar ya que restaría competitividad a las exportaciones europeas, como ha ocurrido esta semana.
Por su parte, Trump y Powell mantienen su particular batalla. El presidente americano ha vuelto a pedir bajadas de tipos de interés, además de insistir en el sobrecoste en las obras de la sede de la Reserva Federal. Las críticas han llegado a tal punto, que ha tenido que ser corregido en público por Powell, lo que no invita a creer en un entendimiento a corto plazo entre ambos presidentes.
En cuanto al ámbito comercial, se ha producido un avance significativo: Japón y Estados Unidos han cerrado un acuerdo comercial bilateral. Los aranceles americanos se quedan en el 15%, incluido el sector del automóvil, mientras que se siguen negociando más acuerdos. Los mercados recibieron positivamente la noticia, sobre todo por la perspectiva de que sea el inicio de más acuerdos comerciales, especialmente con la UE.
En los mercados financieros, la calma sigue reinando. El S&P 500 y el Nasdaq han mantenido sus niveles de máximos históricos, impulsados por resultados empresariales mejores de lo esperado, en especial del sector tecnológico. Hasta el momento, el 80% de las firmas del S&P500 que han publicado resultados, han superado expectativas. Nvidia ha vuelto a ser protagonista, consolidando su liderazgo como la empresa más valiosa del mundo. Por otro lado, la volatilidad ha repuntado ligeramente, una señal de que la complacencia no es total y que el mercado está atento al calendario.
Con agosto a la vuelta de la esquina, el menor volumen de negociación hará que cualquier titular inesperado pueda generar movimientos más amplios que los inversores activos pueden aprovechar.
La sensación general es de optimismo, pero no exento de cierta tensión. La mirada seguirá puesta en los bancos centrales, las tensiones geopolíticas en Oriente Medio y, sobre todo, los acuerdos comerciales bilaterales de EEUU y el resto del mundo, especialmente con Europa.
Alberto Reguera
Colaborador de El Inversor Inquieto