Version: v1.2

Portal Independiente de Información Financiera

Jueves, 26 de Junio de 2025

banner
JPM

Cotizaciones

Dilemas estratégicos para Irán y Oriente Medio

Entre el recuerdo de anteriores enfrentamientos, la magnitud de la presencia militar estadounidense y el espectro de una respuesta incontrolable, la República slámica de Iran parece encontrarse en una encrucijada.

Dilemas estratégicos para Irán y Oriente Medio

Veinticuatro horas después de los ataques estadounidenses contra las instalaciones nucleares iraníes de Fordo, Natanz e Isfahan, el Estado Islámico se encuentra ante una ecuación geopolítica con varias incógnitas. Entre sus posibles opciones, parecen destacar dos escenarios: una respuesta controlada como preludio a las conversaciones diplomáticas con Estados Unidos, o una escalada militar.

La primera opción, la de una respuesta calibrada y una supervivencia negociada para el régimen, consistiría en que Teherán reubicara los restos de su programa nuclear, al tiempo que lanzaría ataques limitados -con drones o misiles- contra objetivos regionales estadounidenses, particularmente bases militares. Esta postura permitiría al régimen salvar la cara sin arriesgarse a un contraataque devastador, y reabrir potencialmente la vía de las negociaciones si la respuesta no supera ciertos umbrales. Las cancillerías europeas, al igual que ciertos círculos de Washington, siguen convencidas de que la diplomacia sigue siendo una opción, siempre que se contenga la escalada. Detrás de la retórica bélica habitual del régimen, y a pesar de las fuertes pérdidas sufridas en los últimos días, es importante señalar que Teherán sigue sin descartar la diplomacia, en particular indicando que no está en guerra con Estados Unidos, o buscando la mediación de Rusia con la visita de su ministro de Asuntos Exteriores a Moscú. Las últimas semanas han demostrado la impotencia del régimen desde el punto de vista militar y estratégico, sobre todo desde el debilitamiento de sus aliados regionales (Hezbolá, Hamás, Houthis), lo que no le deja otra salida a la crisis que la negociación, siempre que pueda salvar la cara para preservar su credibilidad ante el pueblo iraní.

La segunda opción, la de la estrategia «a lo grande» o de confrontación total, llevaría a Teherán aún más lejos. En este escenario, Irán podría intentar cerrar temporalmente el estrecho de Ormuz y/o intensificar los ciberataques contra las infraestructuras energéticas del Golfo. Una estrategia de este tipo trataría de desequilibrar el orden energético mundial, hacer subir los precios y presionar a la opinión pública occidental. En particular, el cierre del estrecho de Ormuz sigue siendo una espada de Damocles que pende sobre las cabezas de los mercados financieros, ya que sus consecuencias serían devastadoras para la economía mundial. Hay que recordar que más del 20% de los flujos mundiales de petróleo toman esta ruta marítima, y que las alternativas terrestres mediante oleoductos a través de Arabia Saudí o los Emiratos Árabes Unidos (EAU) estarían lejos de poder compensar todas las pérdidas potenciales. No obstante, Teherán sólo podría elegir esta opción como último recurso, ya que tal decisión supondría un suicidio financiero para el régimen, dado que sus propias exportaciones de petróleo fluyen a través del Estrecho, y que los países más expuestos a una interrupción de los flujos serían los asiáticos, empezando por China, que actualmente representa casi el 90% de las compras de petróleo iraní, y que corre el riesgo de ver cómo se forma una coalición internacional en su contra en este escenario. Por último, cabe señalar que el suministro de alimentos de Irán se realiza principalmente a través del Estrecho, lo que debería acabar por convencer al régimen de que evite esta opción si no quiere arriesgarse a sufrir escasez y malestar social.

Por parte estadounidense, tras el importante bombardeo de tres emplazamientos clave del programa nuclear iraní, el presidente Donald Trump no se contenta con alabar el éxito táctico en su plataforma Truth Social, habla ahora de un posible cambio de régimen, rompiendo con la línea oficial del Gobierno, que sigue diciendo que se opone a tal estrategia. Esta ambivalencia estratégica de Washington alimenta la confusión en las capitales europeas, al tiempo que refuerza los argumentos de los halcones de Teherán. Estos últimos lo ven como la confirmación de que el verdadero objetivo estadounidense va más allá de la no proliferación, pero también podría verse como una estrategia para mantener la presión sobre Irán y obligarle a ceder en las negociaciones.

Salvo que se caiga en la irracionalidad, lo que no puede descartarse si el régimen está al borde de la implosión, el oscuro escenario de un cierre del estrecho de Ormuz o de la destrucción de grandes instalaciones petrolíferas sigue siendo menos probable, lo que los mercados financieros parecen haber asumido, dados los niveles aún razonables a los que cotiza el Brent (77 $/b). No obstante, la capacidad de Teherán para causar daños, aunque sean mínimos, como los Houthis en Yemen, justifica el mantenimiento de una prima de riesgo geopolítico en los precios, sobre todo teniendo en cuenta el aumento de las primas de seguros de los petroleros que operan en la región, cuyo impacto no es desdeñable.

En este contexto, mantenemos nuestra visión prudente de los mercados de renta variable ante la actual incertidumbre económica y geopolítica, especialmente porque las valoraciones han vuelto a niveles elevados. En cuanto a las inversiones en renta fija, mantenemos una opinión neutral sobre la duración y seguimos prefiriendo el carry, mientras que la incapacidad del dólar para recuperar su estatus de activo refugio refuerza nuestra opinión negativa.


Michaël Nizard, responsable de multiactivos y overlay y, Nabil Milali, gestor de multiactivos y overlay en Edmond de Rothschild AM

banner