Según el escritor y ecologista estadounidense Edward Paul Abbey, «nuestra cultura funciona con café y gasolina», y «el primero a menudo sabe a lo segundo». Mientras que el crudo, base de la gasolina, ha caído recientemente por debajo de los 70 dólares por barril, el precio del grano de café ha seguido una trayectoria ascendente implacable.

Desde principios de 2024, el precio de los granos de arábica de alta calidad, conocidos por su sabor más suave y menos amargo, ha subido alrededor de un 90%. Por su parte, los granos de robusta, utilizados normalmente para el café instantáneo, han subido más de un 90%. ¿El principal culpable? El clima.
Brasil, responsable de casi el 40% de la producción mundial de café y principal proveedor de arábica, se ha visto afectado por una devastadora combinación de heladas y sequía prolongada. En Vietnam, segundo productor mundial y principal proveedor de robusta, los cambios climáticos extremos -sequías seguidas de fuertes lluvias- también han hecho estragos. Como consecuencia, el rendimiento de las cosechas se ha desplomado, lo que ha reducido la oferta. La situación es especialmente grave en el caso del arábica, alimento básico de las grandes cadenas de café.
El aumento general de los costes de producción, incluidos los gastos de transporte y mano de obra, ejerció una mayor presión al alza. También hubo informes indicando que algunos agricultores se han mostrado reacios a vender sus granos, especulando con que los precios subirán aún más. Recientemente, los acontecimientos geopolíticos, como las amenazas (temporales) de Donald Trump de imponer sanciones a Colombia (que representa el 8% de la producción mundial de café) también han sido un factor relevante.
En respuesta a la subida de los precios, las principales empresas alimentarias han aplicado aumentos de los mismos. A pesar de ello, la demanda de café sigue siendo fuerte. Dependiendo de a quién se pregunte, el café es un producto básico esencial o un lujo al que la gente se niega a renunciar. A menos que las cosechas mejoren o que los consumidores reduzcan significativamente su consumo, el repunte podría prolongarse durante algún tiempo. Por el momento, la agencia brasileña de previsión de cosechas, Conab, espera que la cosecha de café del país descienda a 51,81 millones de sacos en 2025/26, un 4,4% menos que el año anterior.
Sin embargo, el ejemplo del cacao también demuestra que los mercados pierden el apetito en algún momento, incluso para los productos de lujo: esta materia prima, mimada por el éxito (más del 150% en 2024), ya ha perdido alrededor del 25% de su valor en 2025.