El Gobierno tiene hasta el 30 de abril, para presentar a Bruselas el “ Plan de Recuperación , Transformación y Resiliencia”, en medio de un ambiente de desconfianza, dentro de nuestras fronteras, por la complejidad del mismo, así como por la falta de diálogo con todos los agentes económicos para su elaboración.

Las cuentas públicas para 2021, nacieron muertas y sólo faltan que las entierren, es decir, las modifiquen, ahora que ya ha tenido que reconocer el Gobierno, que se habían hecho con un cálculo demasiado optimista respecto a sus previsiones. Además de ese grave error, que todos los expertos  pusieron de manifiesto en su momento, el Gobierno también está contando con que de los fondos de recuperación europea, España recibirá 24.200 millones, que de momento se están financiando temporalmente con deuda pública. Todo lo mencionado, no puede ser más grave, para la estabilidad económica de nuestro país y las exigencias de Bruselas.

Aunque todos los expertos confían en que recibiremos las ayudas europeas, lo cierto es que la certeza brilla por su ausencia, al menos para la totalidad de lo que nos han asignado. La carta enviada por los 2.500 jueces de nuestro país, alertando de que el Estado de Derecho en España está en peligro, por la falta de independencia del poder judicial, es un nuevo frente abierto, provocado por el Gobierno y que Bruselas va a investigar con mucho detenimiento. No olvidemos que las ayudas se darán a países que no tienen en riesgo el Estado de Derecho, algo que ahora en España realmente está más cuestionado que nunca, gracias a los socios de Gobierno del Presidente.

Cuando todos los esfuerzos se tenían que emplear en realmente transformar la economía de nuestro país, para modernizarla y superar las deficiencias estructurales con las que llegamos a la pandemia, el Gobierno está más ocupado es tapar sus vergüenzas y aparentar, para intentar sortear los controles y exigencias de Bruselas, que realmente en cumplirlas, que sería lo mejor para todos los españoles.

Nuestro país se encuentra ante una oportunidad única, pero capitaneada por el peor equipo posible. De ahí que nuestra economía haya sido la más dañada en la crisis, de las rezagadas en la recuperación, en comparación con la caída y con un Gobierno incapaz de tomar los mandos de la responsabilidad histórica que les ha tocado en suerte.

La Ministra Calviño ha tenido que desmarcarse de su compañera de filas y del presidente, al afirmar que nuestro país no está para subir los impuestos. Esta afirmación viniendo del miembro díscolo y sensato del Gobierno, suma mucho, añadido a los expertos que opinan exactamente lo mismo.

El Gobierno siguen gestionando la economía de nuestro país, con la esperanza de otros paguen sus ineficaces medidas y contraproducentes medidas, en contra de las opiniones y sugerencias de Bruselas, así como de los más reputados expertos económicos.

Abusar de la ley, para detraer recursos del sector privado hacía el público, llegando al nivel confiscatorio y pensar que los socios europeos no van a ejercer el control sobre los fondos que puedan venir, es una posición bastante temeraria, que desde luego nos aleja de estar posicionándonos correctamente para la época post covid, en la que se analizará que economías van a salir más fortalecidas desde el punto de vista económico.

A la espera de cambios radicales en la política de nuestro país, toca sobrevivir, con la resiliencia que el pueblo español siempre ha demostrado y que de nuevo nos sacará a flote, aunque posiblemente con más sufrimiento del que nos hubiese gustado y desde luego del que nos merecemos.