Hay argumentos cuidadosamente envueltos por una pátina de lógica y
racionalidad, y no por ello dejan de ser auténticas memeces. Los analistas
somos expertos en esto. ¿Puedo yo establecer que ningún individuo va a morir
en 2017 porque la declaración de los derechos humanos adoptada por la
Naciones Unidas (lo más parecido a una Constitución global) establece
claramente que todo ser humano sin excepción tiene derecho a la vida?
Técnicamente hablando, si uno muere por vejez podría denunciar a todas las
Naciones Unidas pues en su declaración no se establece que el derecho a la vida
esté delimitado por ninguna fecha de caducidad. Tiene cierta lógica, pero sigue
siendo una memez, ¿Verdad?
En la práctica, y especialmente en el mundo de los mercados financieros, los analistas incurren a menudo en este ejercicio de simplismo fructífero. El último ejemplo lo estamos viendo con el Brexit. Entre los escenarios que se barajan, los analistas (y el mercado) trabajan con el Soft-Brexit como opción más probable. Una suerte de solución poco disruptiva y que resultaría en el mantenimiento generalizado del actual Statu Quo. Dichos analistas defienden esta tesis bajo el pobre (pobrísimo) argumento de que el Hard-Brexit sería demasiado costoso para todos (cosa que no pongo en duda)
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Alex Fusté
Economista Jefe de Andbank