Con los resultados electorales ya muy avanzados, la victoria de Trump es amplia, indiscutible. No solo será Presidente, sino que los republicanos pasarán a controlar el Senado y, más que probablemente, también la Cámara de Representantes. Luz verde así para el despliegue de las políticas de Trump, sin el control que unas cámaras divididas hubiera implicado.
¿Cómo puede ser una Administración Trump 2.0? Tres ejes configuran las principales claves económicas: aranceles inmigración- política fiscal. Más aranceles, mayor control de la inmigración y política fiscal expansiva surgen como respuestas automáticas. En más detalle, el nuevo gobierno traería consigo:
Más inflación: de forma directa de la mano de la subida de aranceles (10% de forma general, 60% para los productos importados desde China), a lo que añadir el potencial impacto negativo de una menor fuerza laboral inmigrante. Y, como derivada de precios más altos, menor margen para que la FED pueda bajar los tipos de interés. Con todo, en lugar de una implementación automática o general de los aranceles, bien podría ser gradual y/o específica para así suavizar el impacto en el IPC, que podría llegar a ser, según algunas estimaciones, superior al 4%.
Un impacto positivo en crecimiento en el corto plazo, por la reducción del impuesto de sociedades y el mantenimiento de los beneficios fiscales, aunque incierto en el medio por el aumento de aranceles.
Mayores niveles de endeudamiento público de lo que previsiblemente habría implicado un gobierno demócrata. Según estimaciones oficiales, la deuda podría incrementarse en más de 7 bill. de dólares con las medidas de Trump, con un déficit sobre el PIB que superaría el 140% a 2035. Tema importante, ya que partimos de un déficit fiscal en máximos desde el COVID, empujado por el creciente peso de los intereses de la deuda, el gasto sanitario y de defensa. Sostenibilidad fiscal de largo plazo más cuestionada.
Menos regulación: energía, finanzas y sector inmobiliario se beneficiarían de la desregulación prometida.
“Volatilidad” en materia de política exterior, frente a la diplomacia multilateral y el apoyo a Ucrania y a la OTAN en el mensaje de Harris. Se abre así un tiempo de incertidumbre en el liderazgo mundial de EE.UU., especialmente importante para una Europa en la que parece haber un cierto “vacío de poder”, con Francia y Alemania (¿elecciones adelantadas para marzo 2025?) más volcadas en política doméstica.
Más allá del impacto en la economía americana, ¿cómo nos afecta este resultado al resto del mundo? En lo comercial, en lo económico, en lo geopolítico hay evidentemente más afectación que ante el “status quo” que hubiera imperado en el caso de una Administración demócrata. Con los aranceles como pieza clave, China y Europa se ven perjudicadas en sentimiento y cifras. Las estimaciones apuntan a un impacto de -0,3%/-0,6% en el PIB de la Zona Euro en el caso de un arancel universal del 10%. China podría tratar de compensar siendo más agresiva en las medidas de estímulo.
La reacción de mercado ya en el primer día habla por sí misma. Renta variable americana al alza, caídas de las bolsas europeas y china, fuerte apreciación del dólar, tipos más altos, expectativas menores de bajadas de tipos de la FED
Comportamiento “de libro”, esperado. Pero, más importante ahora, ¿tendrán continuidad los movimientos anteriores?
En renta variable, los beneficios seguirán siendo la brújula. Con un crecimiento estimado en EE.UU. superior al 12% a 12 meses vista, el S&P 500 tendría recorrido al alza manteniendo múltiplos de valoración actuales. Solo vía impuestos, se estima que las medidas de Trump (bajada del tipo corporativo del 21% al 15%) podrían aportar un crecimiento adicional del 4%. Recordemos como, históricamente, la renta variable se ha comportado bien tras las elecciones con independencia del candidato ganador. Para la renta variable europea, solo el 6,2% de los ingresos del MSCI Europa están vinculado a bienes exportados a EE.UU., al riesgo de subida de aranceles, con un porcentaje significativo en bienes con elevado poder de fijación de precios (p.e.: aeroespaciales), pero la incertidumbre ha aumentado.
Tipos de interés altos durante más tiempo, sería el paradigma en renta fija. ¿Es un mal escenario para este grupo de activos? No necesariamente. El mercado, al hilo de las encuestas, ya lo había venido adelantado en las últimas semanas, las bajadas de tipos continuarán aunque más gradualmente, y se mantendrá el atractivo de los elevados cupones. El impacto podría ser mayor en los largos plazos que en los cortos, al verse aquellos afectados por las mayores necesidades de emisión de deuda.
Sectorialmente, Trump es más favorable para financieras y cíclicas americanas o para las empresas de defensa, menos para las exportadoras europeas (autos, lujo, químicas), o para los negocios ligados a transición energética.
Para el dólar, tras la intensa primera reacción (p.e: +2% vs. euro), el impacto de tipos más altos de forma continuada podría seguir siendo fuente de fortaleza para la divisa americana. Además, durante el periodo de implementación de los aranceles en el mandato anterior, subió un 10%. Riesgo al alza para el dólar.
Tiempo ahora de seguir los mensajes, que podrían ser anuncios a partir de enero, cuando Trump tome posesión. Con experiencia de gobierno previa y mayor libertad de acción, cabe esperar mayor agilidad en la toma de decisiones que en 2016, sin olvidar que se parte de una realidad muy distinta y más exigente en materia de endeudamiento público.
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