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Viernes, 19 de Abril de 2024

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La última crisis de Covid en China y la guerra en Ucrania: reflexiones para los inversores

Nuestro panel de expertos ofrece su opinión sobre el intenso riesgo geopolítico actual y lo que supone para los inversores.

La última crisis de Covid en China y la guerra en Ucrania: reflexiones para los inversores

Las draconianas políticas anti Covid de China han dominado los titulares en los últimos días debido a las protestas que han estallado en muchas ciudades del país. Queda por ver si el gobierno chino hará caso a la ira de los manifestantes y suavizará las normas de confinamiento o las reforzará para sofocar tanto los disturbios como el actual aumento de los casos de Covid. Es posible que haya un camino intermedio que implique un cierre estricto para contener el actual pico, con la promesa de una política más relajada en el futuro.

Pero si bien China está actualmente en el punto de mira, no es ni mucho menos el único riesgo al que se enfrentan los inversores. Al tiempo que las protestas por los últimos confinamientos ganaban fuerza, nuestro panel de expertos -el ex jefe de las fuerzas armadas del Reino Unido, el general Sir Nick Carter, la gestora de fondos de Schroders y ciudadana rusa Vera German, y Sir Sebastian Wood, presidente de Schroders China- ofrecieron sus puntos de vista sobre el actual aumento de la tensión geopolítica.

 

¿Cuándo levantará China la política de Covid cero?

Sir Sebastian Wood: La política Covid es un enorme viento en contra que está suprimiendo gravemente el crecimiento económico de China. Pero a veces olvidamos que la política china ha sido un éxito en términos de salud pública. Las muertes por Covid por millón de habitantes son unas cuatro en China, frente a más de 3.000 en Estados Unidos y el Reino Unido. Sin embargo, la política de utilizar confinamientos selectivos para detener la transmisión en la comunidad se está desmoronando porque las nuevas variantes son muy contagiosas. En las últimas semanas, los dirigentes han pedido que se acelere la campaña de vacunación y se amplíen las camas de los hospitales, lo que sugiere que los dirigentes chinos quieren preparar al país para vivir con el Covid como el resto de nosotros. Pero la política de confinamientos selectivos continúa, presumiblemente como una forma de frenar la propagación y ganar tiempo para preparar mejor el sistema de salud pública para la mayor ola de contagios que se avecina.  Así que, aunque creo que la política china está en clara transición, todavía no hemos salido de esta difícil fase de confinamientos y de impacto en la actividad económica. El gobierno chino ha actuado con cautela en lo que respecta a la vacunación. Obligar a los chinos mayores reacios a vacunarse corre el riesgo de causar malestar en la población, y el gobierno es más sensible a esto de lo que muchos comentaristas occidentales creen.  Sin embargo, es de esperar que ahora se aliente progresivamente la triple vacunación de la población de edad avanzada.

¿Qué ha significado el 20º Congreso del Partido sobre la política interior china?

Sir Sebastian Wood: El Congreso confirmó el cambio de una era de crecimiento económico de laissez-faire a una forma de crecimiento más controlado. Parte de esto tiene que ver con la reducción de las emisiones de carbono y con hacer que la economía sea más sostenible desde el punto de vista medioambiental. También se trata de abordar la creciente desigualdad de la riqueza, de ahí el nuevo enfoque en la "prosperidad común". Los dirigentes chinos han observado con inquietud la polarización política y el creciente nacionalismo en algunas democracias occidentales y lo achacan en parte al aumento de la desigualdad. Intentan evitar que eso ocurra en China, de ahí el creciente énfasis en la redistribución y la continua determinación de ampliar la clase media. Junto a esto, hay un creciente énfasis en la autosuficiencia, dada la percepción de que Estados Unidos puede intentar frenar a China. China considera que necesita ser menos vulnerable a la presión externa en inputs críticos como los alimentos, la energía y las cadenas de suministro clave. Esto significa una política industrial grande y multifacética centrada en las tecnologías emergentes. Al contrario de lo que se dice en algunos medios de comunicación, no se trata necesariamente de que el nuevo equipo directivo se limite a dar el visto bueno a la reforma económica. Tres de los cuatro nuevos miembros del comité permanente del Politburó han dirigido las regiones más dinámicas de China. Es probable que entiendan la importancia, en particular, de un sector privado vibrante como creador de todos los nuevos empleos netos en las ciudades de China.

 

Guerra en Ucrania: ¿cuáles son las implicaciones más amplias?

General Sir Nick Carter: Creo que merece la pena reflexionar sobre el hecho de que el sistema mundial que ha garantizado en gran medida nuestra estabilidad y prosperidad durante los últimos 70 años está siendo socavado por los acontecimientos. Está claro que la guerra de Ucrania es lo más importante para nosotros en Europa. Podemos remontarnos a la primera fase de la misma en 2014, cuando Rusia utilizó la guerra política y la coerción para tratar de llevar a Ucrania a su órbita. La invasión de febrero de este año marcó el inicio de la segunda fase, ya que Rusia trató de desbancar a los dirigentes ucranianos, pero fracasó. Después, su atención se centró en el este de Ucrania y en las cuatro regiones que Putin quiere anexionar, en lo que tampoco tuvo éxito. Ahora nos encontramos en la cuarta fase, en la que vemos cómo Putin intenta convertirla en una "guerra popular" mediante la movilización de los rusos y los ataques a las infraestructuras ucranianas, como las redes eléctricas. Es probable que la guerra se prolongue durante el invierno y que ambos bandos se refuercen en primavera. La escalada es el gran riesgo que todos debemos vigilar. Ya hemos visto una posible escalada por parte de Rusia en cuanto a los ataques a los oleoductos Nord Stream en el mar Báltico. Sabemos que Rusia tiene la capacidad de llevar a cabo una guerra bajo el mar contra zonas como los oleoductos y los cableados. Tampoco podemos descartar el espacio o la ciberesfera como dominios potenciales de ataque. También está la guerra de la información, en la que Rusia es experta. Este tipo de escalada no atribuible es muy probable que se produzca en los próximos seis meses.

Creo que un ataque nuclear es poco probable. En primer lugar, es difícil identificar un objetivo para un arma nuclear táctica. En segundo lugar, Rusia perdería el apoyo de China e India. Y, en tercer lugar, la alianza de la OTAN respondería a gran escala, utilizando armas convencionales. Esto deja aún interrogantes sobre la duración de la guerra y el probable final de la misma. ¿Quién determina la derrota o la victoria para ambos bandos? Actualmente no veo que ninguno de los dos bandos esté dispuesto a ceder en el próximo año. Las implicaciones económicas de la guerra hacen que la persistencia de la cohesión occidental siga en duda. El próximo invierno será aún más duro para Europa desde el punto de vista energético, dado que no habrá gas ruso en nuestras reservas. Para Alemania en particular, que ha sido la principal beneficiaria del gas ruso barato, los productos manufacturados se encarecerán, perjudicando la competitividad de las exportaciones.

Lejos de Rusia/Ucrania, hay que pensar en Oriente Medio, donde aumenta el nerviosismo por el compromiso de Estados Unidos de apuntalar la estabilidad regional. Irán se enfrenta a una rebelión interna, sobre todo de las mujeres. Queda por ver si esto supone una verdadera amenaza para el régimen. Irán también habrá sacado conclusiones sobre el valor de un arma nuclear al ver cómo se desarrollan los acontecimientos en Ucrania. Si Irán da nuevos pasos para obtener capacidad nuclear, ¿qué significará eso con un gobierno israelí más derechista en el poder?, ¿cómo lo percibirá Arabia Saudí? Turquía también es un factor a tener en cuenta y su papel en Oriente Medio está evolucionando. Puede que el Golfo esté en auge en términos económicos, pero la fragilidad política general de la región es algo que hay que vigilar.


¿Cómo se ven las acciones de Putin desde la perspectiva rusa?

Vera German: Putin está utilizando Ucrania para calmar los problemas internos, así como para reafirmar a Rusia como un país que debe ser respetado en la escena internacional. A nivel interno, el boom del petróleo de la década del 2000 permitió un aumento del nivel de vida y la gente no se cuestionó cómo se estaban recortando las libertades. Eso empezó a cambiar cuando los tiempos económicos se volvieron más difíciles. Encontrar un adversario externo es una forma sencilla de intentar unir a la población contra ese tercero.

Podemos comparar la situación actual con la de los años 90 y al final de la Guerra Fría. En muchos sentidos, fue una sorpresa que ésta concluyera de forma tan pacífica, pero quizás sólo hubo un desfase en cuanto a la reacción. Desde entonces, ha aumentado la ansiedad por la forma en que se gestionó la privatización de la industria y el crecimiento de la influencia occidental en Rusia.


La propaganda estatal en Rusia con respecto a la guerra es muy extrema y tiene poco que ver con la percepción que tenemos en Occidente de la situación. Pero sí juega con esa sensación de ansiedad que ha estado presente en la sociedad rusa desde los años 90. Pase lo que pase en el próximo año, o incluso en cinco años, la cuestión a largo plazo es que esta guerra ha dividido el país por la mitad. Casi todo el mundo en Rusia tiene amigos o familiares u otros vínculos con Ucrania. Esto significa que la sociedad está muy dividida respecto a la guerra y es difícil ver qué podría volver a unirla, incluso cuando la parte violenta del conflicto termine.

¿Qué pasa con China y Taiwán? ¿Han aumentado los riesgos?

Sir Sebastian Wood: Existe la percepción de que China está acelerando su calendario de reunificación con Taiwán, pero no hay pruebas visibles de ello. El presidente Xi ha fijado el año 2049 como fecha para el "gran rejuvenecimiento" de China. Los dirigentes también han hablado de la reunificación con Taiwán como condición previa a ese rejuvenecimiento, por lo que eso implica una fecha límite en 2049, pero los dirigentes no han declarado públicamente ninguna fecha anterior. Por el contrario, la política declarada sigue siendo la reunificación pacífica, pero junto a un mensaje de disuasión en el sentido de que, si Taiwán avanza hacia la independencia de por derecho, China se reserva el derecho a actuar y tiene la capacidad militar para hacerlo.

Cualquier intento temprano de reunificación forzosa por parte de China parece muy poco probable. Los dirigentes chinos saben que es casi seguro que EE.UU. se implicaría apoyando a Taiwán, por lo que China estaría invitando a un conflicto militar directo con EE.UU., lo que supondría un enorme daño económico. Al fin y al cabo, el objetivo del desarrollo económico sigue siendo el objetivo primordial de China.  En muchos sentidos, el riesgo de conflicto sobre Taiwán proviene más de Washington que de Pekín. La política estadounidense debe permanecer estable. Disuadir a China de atacar a Taiwán y al mismo tiempo disuadir a Taiwán de declarar su independencia es una política de "ambigüedad estratégica" que ha mantenido la paz durante décadas. Cualquier cambio hacia un apoyo explícito a la independencia de Taiwán alteraría este equilibrio y podría empujar a los dirigentes chinos a arriesgarse a un conflicto, a pesar del precio económico que pagarían, debido a las consecuencias políticas internas si no lo hicieran. 2022 siempre iba a ser un año turbulento para las relaciones entre Estados Unidos y China, teniendo en cuenta el 20º Congreso del Partido y las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos. China se convierte a menudo en un instrumento político en los años de elecciones en Estados Unidos. Los presidentes Xi y Biden probablemente tengan ahora un poco más de margen de maniobra política para mejorar las relaciones y su reunión en Bali fue alentadora. Pero esto es sólo una mejora cíclica. La dinámica estructural a largo plazo sigue siendo preocupante. La reciente prohibición de las exportaciones de semiconductores supone la primera vez que vemos una medida estadounidense que no está dirigida a empresas concretas, sino que parece un intento deliberado de obstaculizar el progreso económico y tecnológico de China en general. Esto reforzará la convicción china de que Estados Unidos está cada vez más decidido a frenar a China.

En este contexto, ¿cómo encuentran los inversores valor en los mercados emergentes?

Vera German: Los activos de los mercados emergentes son los primeros en venderse en momentos de mayor temor e incertidumbre. Tras la conferencia del Partido Comunista Chino de octubre, por ejemplo, vimos ventas generalizadas de activos chinos. Los inversores simplemente se deshicieron de toda la clase de activos, en lugar de centrarse en el impacto en empresas concretas. Este tipo de reacción del mercado, o de sobrerreacción, abre oportunidades para los que se dedican a la selección de valores, como yo. Sin embargo, en términos más generales, los inversores tienen que convivir con la idea de la intervención gubernamental, especialmente si quieren invertir en los mercados emergentes. Los mercados desarrollados tampoco se libran de la intervención pública, aunque ésta puede adoptar una forma diferente. El sistema de grupos de presión en Estados Unidos es un ejemplo. En mi equipo, no sólo nos fijamos en las valoraciones. También tenemos una puntuación de riesgo que asignamos a cada acción y tenemos que considerar que el potencial de subida justifica la asunción del riesgo.

Los inversores en renta variable deben desarrollar un conjunto de herramientas para evaluar el riesgo político. Invertir no es sólo cuestión de modelos matemáticos; también hay que evaluar lo incuantificable. Muchos inversores descartan el riesgo político por considerarlo "demasiado difícil", lo que los lleva a vender al por mayor. O intentan entenderlo, pero no tienen un marco para ello y acaban viéndolo a través de su propia lente. Los inversores deben pensar no sólo en lo que tiene sentido para ellos, sino en lo que tiene sentido para Putin o Xi, o para quien sea. No se trata sólo de matemáticas y de calcular el coste de la renta variable; se trata de comprender las diferentes perspectivas y los acontecimientos mundiales que pueden hacer que sus inversiones se conviertan en un éxito o en un fracaso.

En muchos sentidos, los mercados emergentes representan el coto de caza perfecto para los inversores value. El concepto de inversión en valor se desarrolló realmente en EE.UU. en la década de 1930, cuando los mercados estadounidenses se encontraban en condiciones similares a las de los mercados emergentes actuales. La información disponible era limitada, había diferentes normas de contabilidad y no se comprendía el concepto de creación de valor para el accionista. La inversión en valor tuvo mucho éxito en las décadas posteriores en EE.UU. porque fue capaz de aprovechar esas ineficiencias. Para mí, como inversora value, las reacciones exageradas -tanto positivas como negativas- que vemos en los mercados emergentes hacen que sea una clase de activos con grandes oportunidades en la actualidad.

¿Cómo deben afrontar los inversores el próximo año?

General Sir Nick Carter: Estamos en una nueva era de confrontación mundial que es la más grave desde los años treinta. Es hora de abrocharse el cinturón.

Sir Sebastian Wood: Pensando en Taiwán en particular, mi consejo es que estén atentos, que sigan de cerca la política estadounidense, pero que no cunda el pánico.

Vera German: Los inversores no pueden esquivar estos riesgos geopolíticos; tenemos que aprender a calibrarlos. Para ello, necesitamos comprender la historia y tratar de entender el mundo desde la perspectiva de otros, no sólo la nuestra.

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