Cuando lo que está de moda es jubilarse cuanto antes y asegurarse cobrar una pensión, lo que el mundo necesita más que nunca, son gestores valientes, responsables, audaces, honestos, comprometidos y trabajadores, tanto en lo público como en lo privado.

Los tiempos que estábamos viviendo antes de la pandemia, ya eran muy desafiantes. El panorama que ha dejado la pandemia es tan desolador, que ahora es sin lugar a dudas heroico el luchar cada día trabajando para mantener a flote la familia, las empresas, las instituciones y los logros sociales conseguidos, desde las últimas guerras mundiales o desde la guerra civil en nuestro caso.

Cambios absolutamente vertiginosos en cada actividad y cada área de la vida, que la digitalización, la transición energética, las redes sociales etc. están probando. La sensación de vértigo hacia los desconocido ya nos asediaba antes de marzo del 2020, pero ahora ha aumentado en intensidad y revoluciones.

¿Cómo es posible que haya tanto por hacer y tantas personas en paro? ¿Cómo es posible que todos los sectores sin excepción se quejen de que no hay mano de obra? ¿Por qué hay mucha gente que no quiere trabajar? ¿Cómo vamos a progresar, crecer y mantener el bienestar social sin toda la mano de obra que se precisa?

Sin duda todas esas son preguntas que necesitan respuestas, tanto a nivel individual, como a nivel social. Los gestores de lo público y lo privado, tienen en este asunto del mercado laboral, uno de sus desafíos de mayor envergadura y que requiere de conclusiones rigurosas cuanto antes.

El sistema de pensiones ya no aguanta más, los que cada día trabajan infatigablemente, pocos ven apoyo político, con leyes que promuevan el trabajo y productividad, con rebajas de impuestos y reconocimiento social, entre otras medidas.

La Comunidad de Madrid se desmarca del conjunto de España, implementando esas medidas y los resultados les avalan sin paliativos. Otras Comunidades se sienten amenazadas, porque no tienen intención de hacerlo, pero están viendo que es una demanda social imparable.

En los mercados financieros, los gestores de fondos, se enfrentan al desafío de las políticas monetarias cambiando de signo, los precios de los activos de renta fija por las nubes, la renta variable también con precios altos en muchas compañías y mercados, la energía disparada y las criptomonedas provocando una fiebre de ludópatas, en la mayoría de los casos, que se están deformando como inversores, siendo simples especuladores, a quienes nunca importa el riesgo, pero que luego los daños pueden dejarles en situaciones dramáticas, como ya ha sucedido en otras ocasiones.

Gestionar activos financieros se está convirtiendo en un auténtico desafío para la próxima década y sólo saldrán beneficiados, los inversores que tengan experiencia de otras situaciones difíciles, que tengan educación financiera y que estén bajo la protección de profesionales experimentados, independientes y con valores, como la transparencia, la responsabilidad y la honestidad, como guías de su trabajo e incluso vidas personales.

Buenos gestores, como los que necesitamos hay muchos, en todos los ámbitos, sólo hay que dejarlos trabajar, confiar en ello y rezar para que no quieran jubilarse urgentemente, mientras van dando el testigo a las generaciones que vienen detrás.

Con los malos gestores, sólo nos queda detectarlos y hecho esto, que en estos tiempos es fácil, invitarles a que dejen de gestionar, para evitar seguir causando daños en todo lo que está bajo su responsabilidad. Los honrados se irán voluntariamente, los que no lo son, habrá que despedirlos como sea.